domingo, 19 de octubre de 2014

La historia de Christopher el león.

Había una vez, un león fuerte y poderoso llamado Christopher. Christopher era el jefe de su manada y el rey de la selva. Por la mañana se despertaba pronto y se aseguraba de que toda su manada estuviera en pie, luego iba a cazar y por la noche jugaba con las crías para así enseñarles como ser un buen león. Eso era lo que necesitaba, una cría. Christopher era un macho con una privilegiada carga genética y su responsabilidad era tener herederos, sin embargo no le atraía ni una sola hembra de su manada. Por eso él seguía con su vida, cuidando de los suyos y de si mismo.
Un buen día, Christopher decidió que tenía que encontrar a una hembra, por eso empezó a alejarse de su cueva para buscar a alguna. A lo lejos vió a un precioso ejemplar reposando bajo la sombra de un árbol, enamorándose de inmediato y corriendo hacia allí mas no era una leona sino un león que como había estado malito no tenía melena. Aunque Christopher (que no era tonto ya que para algo era el rey de la selva) se dio cuenta de que era un macho, era la primera vez que se sintió atraído por otro ser así que de todas maneras se lo tiró para probar. El otro león, llamado David, le dio permiso y le gustó mucho. Ambos se habían enamorado muchísimo y quedaron en verse al día siguiente en el mismo lugar.


Nuestro león volvió a su hogar feliz y entusiasmado pero cuando llegó, uno de sus consejeros le detuvo y le informó orgulloso que habían buscado por todo el mundo a las hembras más atractivas para que él pudiera elegir y así quedarse con una al día siguiente. Así fue, se pasó todo el día dando largas a esas leonas diciendo que le dolía la cabeza cuando realmente pensaba en el pobre David.
David se había pasado todo el día allí, esperándole sin resultado. Al volver a casa con la cabeza gacha, su mujer Amanda le preguntó que le ocurría, que dónde había estado tanto tiempo si no había estado cazando. Él contestó que había esperado a un amigo y Amanda montó en cólera, encerrándolo y diciendo que no podía tener amigos así que no saldría nunca jamás.
Al día siguiente cuando Christopher se libró de sus candidatas y fue corriendo al sitio de encuentro, esperó a su amado todo el día mas este, presa de Amanda no pudo asistir. Christopher estaba tremendamente deprimido cuando volvió a su cueva y una de las pretendientas (la más atractiva) le preguntó si estaba enamorado y por eso no podía ir con ninguna de ellas. El león asintió sin apenas moverse y uno de sus súbditos se sorprendió ya que todas las leonas de la manada estaban comprometidas así que le preguntó de quién se había enamorado.
- Me he enamorado de un león extranjero.
Todos se quedaron horrorizados ante su valiente declaración y le desterraron para siempre. Christopher estaba muy apenado y empezó a vagar por el mundo buscando a David (ya que no sabía dónde se asentaba su manada). Se sensibilizó mucho más con el resto del mundo e incluso se hizo vegetariano, lo que le permitió hacer migas con el antílope Eric, al que le contó sus penas. Eric que era muy avispado, le dijo que reconocía al león sin melena y le dijo dónde vivía. Christopher corrió hacia allí y al llegar el espectáculo le horrorizó: estaban alimentado a David solo con afrodisiacos para luego abusar de él. Chris bajó rugiendo y ahuyentando a todas las hembras, salvando a David (a quién desterraron cuando conocieron su condición).
Ambos se sinceraron y se juraron amor eterno, yendo a vivir con los antílopes quienes los aceptaron como a uno más. Incluso, un buen día, unos antílopes encontraron una cría de león abandonado porque tenía una patita mal así que se la llevaron a Christopher y David quienes lo acogieron como su hijo y nombraron como Eric.
De esta forma los dos leones, fundaron una asociación para la aceptación de todos los animales e hicieron campañas para promover el vegetarianismo pero lo más importante: fueron felices para siempre.