domingo, 19 de octubre de 2014

La historia de Christopher el león.

Había una vez, un león fuerte y poderoso llamado Christopher. Christopher era el jefe de su manada y el rey de la selva. Por la mañana se despertaba pronto y se aseguraba de que toda su manada estuviera en pie, luego iba a cazar y por la noche jugaba con las crías para así enseñarles como ser un buen león. Eso era lo que necesitaba, una cría. Christopher era un macho con una privilegiada carga genética y su responsabilidad era tener herederos, sin embargo no le atraía ni una sola hembra de su manada. Por eso él seguía con su vida, cuidando de los suyos y de si mismo.
Un buen día, Christopher decidió que tenía que encontrar a una hembra, por eso empezó a alejarse de su cueva para buscar a alguna. A lo lejos vió a un precioso ejemplar reposando bajo la sombra de un árbol, enamorándose de inmediato y corriendo hacia allí mas no era una leona sino un león que como había estado malito no tenía melena. Aunque Christopher (que no era tonto ya que para algo era el rey de la selva) se dio cuenta de que era un macho, era la primera vez que se sintió atraído por otro ser así que de todas maneras se lo tiró para probar. El otro león, llamado David, le dio permiso y le gustó mucho. Ambos se habían enamorado muchísimo y quedaron en verse al día siguiente en el mismo lugar.

miércoles, 8 de octubre de 2014

Luna y Sol.

El Sol. Siempre elegiré al Sol. El Sol nos inunda con su luz, nos olvidamos de su existencia pero la echamos en falta cuando no está. El Sol nos alimenta, nos da vida y calor. Nuestra fuente de vida y a la vez ignorada por todos. El Sol nunca es apreciado, ni alabado. Solo cuando las nubes nos arropan suplicamos que vuelva. El Sol debería ser la protagonista de todas las historias de amor, testigo de crímenes y tragedias. El Sol debería ser la inspiración del arte ya que sin él nada sería posible.

La Luna. ¿Acaso se puede dudar? La Luna es preciosa, incomprendida, y solitaria. La Luna fría e impasible permanece al margen, sintiéndose pequeña, ridícula solo por culpa de la Tierra. La Luna ha sido la inspiración de miles de poetas, pintores y pensadores ¿acaso se necesita más pruebas? La Luna, frágil, sin ser consciente de su belleza y su perfección. Imprescindible en todo romance que se precie. Es la Luna la merecedora de todas aquellas historias.


lunes, 6 de octubre de 2014

El tiempo nos consume como pequeños troncos al fuego; lentamente y alimentando a las llamas que dan vida al universo. Todo transcurre y aunque nosotros paráramos, todo seguiría haciéndolo y es que somos tan necesarios como lo puede ser una hoja en un árbol viejo. Tenemos que rendirnos a la evidencia y es que no significamos nada para la existencia, solo somos residentes del momento que no dejarán rastro y que con el paso del tiempo quedaremos borrados como las huellas que elimina el viento. Aquello que te atormenta hoy, solo será un recuerdo. Esto de lo que te enorgulleces, mañana será una historia que olvidarán tus nietos. Todo es temporal y solo un par de nombres se recordarán, mas aquellos hombres también se obviarán cuando no quede ni uno de nuestra raza que pueda respirar. Somos efímeros, insignificantes, simples guerreros que hacen guerra buscando escribas que marquen sus victorias y adornen las derrotas. Somos simples poetas que sin pluma ni lápiz, escriben historias de amor, odio y traición bajo la luna impasible que fría y lejana nos observa. Somos lo que nunca seremos, siendo lo que negamos ser y sin ser lo que dijimos que seremos. Somos el paso del tiempo, la destrucción y salvación y sobre todo somos estúpidos y egocéntricos. Aquello que será encontrado dentro de decenas de milenios por una nueva raza -o quizás la misma con cabeza de perro- y a nadie le importará este texto. 
Aunque, siendo sinceros, ¿la posee realmente? Eso es irrelevante, ¿alguien se la da, realmente? Eso sigue sin serlo ya que la respuesta es negativa, como mi visión del cielo.