Esta es una historia que te dejará sin aliento, con la sangre helada. Es la historia de una cría que desde muy pequeña sabía que odiaba los garbanzos y cualquier tipo de potaje con todas sus ganas. Y nunca cambiaría de opinión. Su madre siempre la regañaba porque según ella había que comer de todo; otra de las excusas más recurridas es que no había mucho dinero y que eso era lo que había y punto. La niña aún recuerda esto con recelo. Prefería pasarse días sin comer antes de que tomar semejante asquerosidad (o al menos a ella se lo parecía). Y estaréis diciendo ¿dónde está esa gran historia que nos has prometido? Bueno, esta chica era un poco Robert y odiaba también profundamente otro alimento: las gambas.